Que me dirías..
Si te digo que me acompañes un pequeño instante a mi infierno?
Si te digo que me acompañes un pequeño instante a mi infierno?
Como reaccionarías si te persuado de entrar aquí con la esperanza de encontrar el corazón de un ángel perdido..
Arrastrándote sobre tu desalmado y sangriento vientre con el afán de obtener la verdad, sabiendo que no hay regreso puesto que tus ojos llorarán no lágrimas sino espesos ríos de martirios inconcebibles deseando explotar en pedazos descarriados de carne, suplicando por tu irreversible final pero sabiendo que nunca terminará, destrozando todo aquel significado de dolor y horripilante sufrimiento
Esas palabras no tendrán significado relevante cuando de verdad hayas conocido la oscuridad..
Esas palabras no tendrán significado relevante cuando de verdad hayas conocido la oscuridad..
Yo.. simplemente quería saber si me darías una oportunidad de ser yo de nuevo.
Aunque se que mis anhelos jamás he de alcanzar, todo acabo para mí.
De verdad quisiese morir pero nada es peor que esto que estoy viviendo, rodeado de despiadados sórdidos con su inexpugnable hedor que emana de sus siniestras entrañas.
Me he de ahorcar en tus penas, pidiendo clemencia por mi bondad, suplicante ante tu maldad.
Replico a aquél inepto sonriente, pero solo de verlo estalla mi ser, no puedo soportar tan monstruosa y repugnante creación, aquellas extremidades deformes obscenas, que me arrastran al averno.
Realmente no tiene forma, él solo es el infierno andante.
Los zorzales se esconden, los infantes lloran hasta morir, aquellos que sonreían jamás conocerán la felicidad de nuevo, solo la tristeza y el sufrimiento podrán comprender tan horripilante realidad.
Ni siquiera se porque me esfuerzo en escribir estás desgraciadas palabras, nada podrá transmitir el despiadado e infrahumano dolor que siento.
Realmente quiero morir, pero ya perecí demasiadas veces que me es absurdo.
Estoy perdido en estos laberintos, nunca saldré de aquí.
Los veo nadar en las llamas del caldero, parece que sonríen.
Por los infiernos, las cuencas vacías, las caras deformes cocidas con ácido y gargajos de esos que hicieron daño al corazón del afligido, lágrimas de aquellas asquerosas sonrisas que deambulan condenadas por la eternidad, esperanzados por la oscuridad.
Esos pobres infelices, apenas rozaron la superficie de la pared y se destrozaron en una nube roja.
Es espontáneo, verte morir.
Lo sé, siempre intentas salir de aquí pero no escaparás jamás.
Se ríen de nosotros, pero yo me río de ellos.
En sus tan soberbias expresiones creen que han consumido mi espíritu, pobres incrédulos no saben que yo ya no tengo alma para escapar de este infierno.
Ya no lloro al verlo a los ojos, puesto que ya no tengo ojos.
Me despido de ti, dulce amargura omnipotente.
Ya no te puedo ver, pero creo que te puedo tocar.
Aún no me han arrebatado el tacto, me sentaré aquí en esta realidad.
Comparto un poco de mis no tan oscuros pasadizos, la inspiración se aposto a mi puerta pero tuve que rechazarla.
Rob. R. Cabello