Carta a un montañero;
Como descargo de conciencia para mi, pero también como una justificación a los montañeros y de orientación para los que no comprendan estas cosas, don José Matarrubia, padre del montañero muerto el domingo en los Picos de Europa, nos remite esta carta a un montañero.
Hijo Querido;
Muchos se preguntan que sacan en limpio los montañeros tras tanto riesgo y esfuerzo. A esa pregunta yo contesto con el silencio. Yo, sí os comprendo perfectamente. Pero esto, antes no te lo podía declarar abiertamente, porque hubiera sido fomentar una pasión ya fuerte, y hoy me sentiría culpable. Ahora que todo se ha consumado,si te lo puedo decir.
A Muy pocos escoge el Señor. A los santos, locos de caridad; a los místicos, locos a de amor y a unos pocos poetas verdaderos. Y los montañeros sois poetas, a vuestro modo. Poetas a lo sublime. No podeís estar a ras de tierra. Tú, no dabas importancia al dinero y despreciabas los convencionalismos, la rutina y la hipocresía del mundo. Y lo dabas todo. Como no tenías dinero que dar, dabas tu sangre, que vale mil veces más que el dinero. Y siempre que podías, te ibas a tus montañas.
Veo en tu diario que, a veces, detenías tus pasos para escuchar el silencio. El silencio augusto y sobrecogedor de las cumbres. Te imagino, en las noches serenas, tendido en tu saco, sintiendo bajo tu cuerpo las fuerzas telúricas, sordas y constantes de la montaña,y viendo sobre tu cabeza las millones de estrellas, en esa explosión cósmica, que hace al hombre sentirse empequeñecido ante la obra del Creador. Te veo también, cuando habías alcanzado una cumbre antes del amanecer, contemplando los picos lejanos recortándose sobre el cielo topacio de la alborada, y a medida que el sol iba iluminando las primeras cumbres, dilatarse tu clara mirada, mientras en silencio, desde el fondo de tu ser, abarcándolo todo, elevabas un salmo de admiración y alabanza al Altísimo. Esos momentos sublimes, valen más que años enteros de vida a ras de tierra. Y tú, viviste plenamente muchos de esos momentos inefables.
Cuanto te despediste de mamá, la acariciaste la mejilla sonriendo, mientras le decias que no se preocupase, que iba a ser la última vez. Y así fue. El señor te llamó: Ven Antonio; ven impaciente de las alturas. Yo te llevaré de la mano a ver otras montañas cuya belleza no te puedes imaginar. Nos dejaste muy pronto, porque veinte años es casi no haber empezado a vivir; pero bien sé que tu corta vida ha sido más pura, más intensa y profunda que muchas vidas de las llamadas "brillantes" aunque durasen ochenta años; vidas que, en tu opinión, no habrían hecho más que dar vueltas y vueltas en un agujero, aunque la gente a ese agujero le llame palacio.
La vía que Juan Carlos y tú iniciásteis, otros montañeros la continuarán. Seguirán cayendo montañeros, pero otros ocuparán su puesto. Veo que en tu diario, recoges un pensamiento; Si, lloras porque has perdido el sol, tus lágrimas no te dejarán ver las estrellas. Si, hijo mío, también nosotros lo hemos perdido, pero nos secamos las lágrimas para mirar a lo alto, porque sobre los picos que tanto amaste, acaba de encender un nuevo lucero.
TU PADRE
Con esta carta doy introducción a mi pequeña más no menos importante publicación, la compartieron en un grupo de excursión que tengo, la nota me intereso mucho puesto que dice algunas de las verdades eternas detrás de esta peligrosa e intrépida vida, es triste ver que este montañista falleció a tan temprana edad. Pero ahí esta mi reflexión; Vivir rápido o morir lento?
No puedo decir más, todos mis pensamientos los tengo escritos reservados para cuando consiga publicarlos, lo que quiero transmitirles es lo que escribiré y trataré.
Apreciados lectores míos como escalador puedo evidenciar que he visto cosas que recuerdo todo el tiempo, bellezas incomparables, majestuosas composiciones de la naturaleza en lo más íntimo de su realidad. Podría irme de este mundo tan feliz como llegue después de poder redactarles estas sinceras y auténticas palabras, la verdad es que nunca las bastas formas de expresión existentes podrán describir lo que les quiero comentar de todas formas. Lo que sí les puedo decir es que disfruto mucho haciendo esto. Han caído muchos colegas míos en la búsqueda de la realidad y encontraron la felicidad muy lejos de aquí de nosotros de este mundo lleno de enigmas. La explosión cósmica encima de ti tan inmensa como la hermosa mañana de un otoño sin retorno ni clemencia.
Esta es una de esas entradas que hago inspirado, hace recientes días experimente otra nueva vivencia. Les invito a animarse ha buscar los lugares increíbles que te aguardan ahí afuera y contemplar la majestuosidad que es la libertad de sentir la brisa acariciando tus mejillas, la fragancia de las plantas, el sosiego entre los árboles, muy lejos de la repugnante sociedad. Solo tú y el origen.